¿Qué pasa si no reemplazo un diente perdido a tiempo?
Perder un diente puede parecer, al principio, solo un problema estético o un detalle menor. Pero la verdad es que dejar ese espacio vacío por mucho tiempo puede traer consecuencias más serias de lo que imaginas, no solo para tu sonrisa… sino para toda tu salud bucodental.
El problema no es solo lo que falta… sino lo que se mueve
Cuando un diente se cae o es extraído, el resto no se queda quieto. Los dientes vecinos comienzan a inclinarse, y el diente opuesto (el que “mordía” con él) puede empezar a descender o subir buscando contacto.
Esto puede causar:
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Mala mordida
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Problemas en la articulación temporomandibular (ATM)
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Mayor desgaste de otros dientes
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Dificultad al masticar

Cambios que no ves al principio
Sin la raíz del diente presente, el hueso empieza a reabsorberse. Esto no solo cambia la forma del rostro con el tiempo, sino que complica futuras colocaciones de implantes.
Si masticas mal por falta de dientes, tu sistema digestivo trabaja más y de forma ineficiente. Puedes empezar a sentir pesadez, inflamación o incluso carencias nutricionales.
El espacio vacío puede ser difícil de limpiar correctamente, favoreciendo la aparición de caries y enfermedad periodontal en dientes sanos.
¿Cuánto tiempo es demasiado?

Lo ideal es evaluar opciones de reemplazo en los primeros 2 a 6 meses después de la pérdida dental. Después de ese tiempo, el hueso comienza a reabsorberse y puede requerirse un injerto u otros procedimientos para colocar un implante o prótesis estable.
Opciones de reemplazo según tu caso

- Implantes dentales (biológicos o convencionales)
- Puentes dentales
- Prótesis removibles parciales
- Alternativas biocompatibles sin metal
Cada caso es único. Lo importante es no dejar pasar el tiempo.
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