Riesgos ocultos de las endodoncias mal realizadas
La endodoncia, comúnmente conocida como “tratamiento de conducto”, es uno de los procedimientos dentales más utilizados para salvar piezas dentales dañadas o infectadas. Sin embargo, cuando no se realiza adecuadamente, puede traer consecuencias silenciosas pero significativas para la salud bucal… y general.
¿Qué pasa cuando una endodoncia no se hace bien?
Aunque el objetivo de una endodoncia es eliminar la infección dentro del diente y sellarlo correctamente, muchas veces pueden quedar bacterias residuales o canales mal sellados que, con el tiempo, provocan problemas invisibles.
Estas son algunas señales de alerta:
- Dolor o sensibilidad que persiste meses después del tratamiento.
- Inflamación leve pero crónica en la encía o en el rostro.
- Cambios en el color del diente o sabor desagradable constante en la boca.
Riesgos que podrías estar ignorando
Muchas infecciones en dientes tratados con endodoncia no producen dolor, pero siguen activas, generando una carga tóxica que puede afectar el sistema inmune a largo plazo.
Si el área donde se trabajó no cicatriza correctamente, puede formarse una “cavitación”: un hueco en el hueso que no se detecta a simple vista, pero puede causar fatiga, dolores de cabeza o desequilibrios sistémicos.
Según algunos enfoques médicos integrativos, un diente infectado o mal sellado puede afectar órganos específicos a través de los meridianos energéticos (como lo explica la medicina tradicional china).
¿Cómo prevenir estos riesgos?
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Elegir un profesional con experiencia en endodoncia avanzada (idealmente con tecnología de escaneo 3D y localizadores de ápices).
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Solicitar un control postendodoncia con radiografías o CBCT para asegurar que no haya residuos ni filtraciones.
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Consultar con un dentista biológico si tienes enfermedades crónicas o historial de intolerancia a materiales dentales, para evaluar opciones más biocompatibles.
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